Cuentos judíos
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Cuentos Judíos
Raimundo Geiger (Compilador)
Moisés acaba de morirse repentinamente en el café. Sus amigos Bloch y Samuel van a comunicarle a Sara la infausta nueva. Al llegar a su casa, ésta se encuentra pelando papas en la cocina.
– Buenas tardes, amigos. ¿Qué viento os trae por aquí?
– ¿Sabe usted por qué venimos a verla, Sara?
– No. Siéntense. Ya ven ustedes: sigo pelando papas para Moisés y para mí. Ustedes me perdonarán, pero se acerca la hora de cenar.
– Precisamente venimos a causa de Moisés…
– ¡Ah sí! ¿Qué le pasa? Fíjense qué papas. No hay manera de acabar de limpiarlas. ¡Y a Moisés que le gustan tanto!
– Pues bueno. . . , verá usted. . . El caso es que . . . hace unos instantes, encontrándonos en el café. Moisés . . .
– ¿Qué? ¿Qué ha hecho Moisés?
– ¡Pues que. . . se ha muerto repentinamente!
– ¿Que se ha muerto repentinamente? Entonces no pelo más papas; ya tengo suficientes para mí.
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